A hierro frío (Zaragoza, 0 – RC Celta, 1)


   El Real Zaragoza le tomó prestado el testigo al Celta de equipo que jugaba muy bien pero que no acababa de obtener el premio merecido. Semejante generosidad no le aportó reconocimiento por parte del contrario, pues éste le pagó con un gol y una derrota no por menos merecida más dolorosa.

   El partido lo planteó Manolojiménez con una doble intención: ofrecerle al Celta unos argumentos jovialmente ofensivos, como queriendo decirle «este es mi equipo, esto es la Romareda y queremos enseñaros que a alegría futbolera nos ganan muy pocos» y, por otra parte, mostrarle al zaragocismo que este Real Zaragoza posee recursos para vencer convenciendo, algo al alcance de muy pocos.

   Y los primeros 45 minutos fueron un lienzo en el que los chicos del andaluz fueron definiendo un prometedor paisaje en el que todo nos reconocíamos, mientras nos preparábamos para un aplauso unánime cuando llegase el primer gol, ese que el equipo prometía desde el primer minuto. El balón, presuntamente objeto de deseo de los dos equipos, en seguida descubrió la etiqueta de Made in Moncayo, con dos trocitos de tela blanco y azul rodando por el césped de la Romareda. El control, las combinaciones, la posesión y el dominio era local, aunque también debemos decir que el remate, el zarpazo final no acababa de llegar.

   La entrada de Eduoriol le dio al equipo más toque, si cabe, en los aledaños del área grande pero ayer Postiga no encontró los senderos por los que transitar. Si acaso ese momento en el que desbordó a la defensa y batió a Javivaras, pero el fuera de juego, ese territorio en cuyo límite tan a gusto se encuentra, le volvió a señalar como infractor, con lo que se apagó la noche.

   El chut a puerta, la jugada de estrategia, el pase diagonal no llegaban, pero no importaba, porque la grada rumiaba el gol, lo olía. Era cuestión de tiempo. Montañés y Víctor rompían las costuras de la línea de tres cuartos una y otra vez y Movilla le guardaba las espaldas a ambos, al tiempo que le daba a Apoño todo el oxígeno del mundo para que abriera barrancos en la línea de cobertura galega. Pero esto último no fue. La zaga de Herrera ayer cumplió sin duda su mejor partido de la temporada y aunque el Celta no encontraba salida al balón, sus hombres de atrás se bastaban y sobraban para contener la jugosa ambición de nuestro jóvenes atacantes.

   ¿Qué ocurrió en la segunda parte? Pues que Movilla se fundió. Su extraordinario trabajo de la primera parte le pasó factura y Apoño no logró tomar el relevo en lo que a sujeción del centro del campo se refiere. Ahí se rompió el equipo. Desde el minuto quince la medular fue una invitación al balón horizontal, al pase atrás, a la duda rota. Eduoriol fue sustituido, sin duda en busca de una reactivación, una explosión de la mano y las botas de Aranda. El malagueño se lo tomó a pecho y dibujó cenefas de ambición en ambas bandas, pero sus balones nunca encontraron amigo. Como vio que por ahí no, optó por el chut largo y ahí vino el más brillante momento de la tarde, cuando lanzó un magnífico misil desde treinta metros que Javivaras desvió con una estirada de una belleza y una eficacia extraordinarias. Fue el único momento, el único punto y seguido en un partido que se murió definitivamente en el minuto ochenta. Fue el instante en que Movilla se paró y Apoño desapareció. 

   El Celta ya había dado muestras de calidad arriba, como cuando Roberto sacó una mano excepcional y evitó lo que minutos después no logró, en un contraataque muy bien elaborado y mejor culminado por esa pequeña joya de nombre Iago y apellido Aspas. Fue una jugada letal y lo peor de todo es que nadie, ni siquiera el rival, consideró que semejante derrota fuera justa. Era un partido cerocero, pero el fútbol es un deporte desnutrido de sentimientos y por ahí sangró nuestra alegría. Claro que difícilmente se puede ganar si no hay chut, remate o voluntad de traspasar la línea de gol, detalles estos que Manolojiménez bendijo después en sala de presa cuando habló algo de un armario que no tiene fondo. 

CALIFICACIONES

Roberto: 4. Muy poco trabajo pero muy buen solventado, con una extraordinaria parada marca de la casa.

Sapunaru: 3. en su línea de trabajo, aunque en los últimos minutos se descentró y por su casa llegó la riada.

Álvaro: 3. Muy bien en el corte y correcto en la salida de balón.

Loovens: 2. Más frágil de lo habitual. Con delanteros bajitos y rápidos como Aspas sufre.

Abraham: 3. Muy buen trabajo en la primera parte, tanto en defensa como en ataqu. Sin embargo, en la segunda parte su banda fue «Territorio Atasco», pues no se entendió con Montañés.

Movilla: 4. Excepcional partido, sobre todo en la primera parte. Templó, mandó y ocupó el mundo con su excepcional colocación. En la segunda se hundió físicamente al final y vivió junto a Álvaro y Loovens.

Apoño: 2. No, no es el Apoño que necesitamos. No es protagonista y se le nota nervioso y fuera de forma. Falló pases y no acertó cuando tuvo que elegir entre varias opciones.

Eduoriol: 3. Tuvo la enorme valentía de encarar siempre al contrario y buscar la jugada, acciones que el año pasado le hicieron vivir momentos de gloria. Le falta ritmo, pero es un jugador que hay que rescatar.

Víctor: 4. Entre líneas se mueve como pez en el agua. Es fantasía, talento, imaginación. Le faltó atrevimiento con algún balón en el que se preveía el chut largo.

Montañés: 3. Sus diagonales prometen horizontes que no llegamos a saborear. Ayer lo intentó muchas veces pero pecó de indecisión en los metros finales.

Postiga: 2. Su batalla con la defensa celtiña acabó en derrota. No pudo con ellos ni encontró el desfiladero por el que llegar a Shangri-La.

Aranda: 4. Protagonizó varias jugadas de gran calidad y uno de sus chuts se mereció el gol, que habría sido el de la jornada, sin duda. Muchos lo echamos de menos desde el principio.

Javiálamo: S.C. 

Un comentario

  1. Tenía que llegar el partido en el que Movilla, pese a su pundonor, su preparación física,… no dieran a basto para llevar al equipo, porque lo de Apoño es de traca: ¡fuera de la convocatoria, por favor!; está aportando lo mismo, o menos, que Romaric, al que tanto (y con razón) se ha criticado; vive de las rentas de la buena temporada que hizo el año pasado, y el equipo no está para darle oportunidades a nadie.

    Me volvió a defraudar Jiménez de nuevo con otro planteamiento al 4-4-2 en la Romareda, frente a un rival «asequible». ¿No sé da cuenta de que cada vez que juegan en casa Aranda y Postiga, el equipo lo hace mejor?. Si tiene miedo a que se le parta el equipo, que quite a Apoño, y ponga a Zuculinni o Jose Mari, junto a Movilla.

    Mal partido en líneas generales del Zaragoza, con demasiada precipitación (el balón apenas pasaba por el medio campo). Me parece bien que vaya incluyendo a gente nueva en el once (Edu Oriol), para que todos se sientan importantes.

    CALIFICACIONES

    Roberto: 4. Bien todo lo que hizo, ¡incluso salió al punto de penalty a despejar de puños un balón!. Su parada, mano abajo, al tiro a bocajarro… ¡impresionante!.

    Sapunaru: 2. No me gustó. No tuvo fallos serios (salvo esa entrada a destiempo en el centro del campo, que le costó la tarjeta), pero tampoco nada a destacar. A demostrado que puede hacer mucho más.

    Álvaro: 3. Falló en un centro del Celta, que sólo una mano increíble de Roberto evitó que terminara en gol. Sin embargo, su solvencia, su salida de balón, su constante ofrecimiento a los jugadores,… ¡Qué fichaje!.

    Loovens: 2. Como Sapunaru, no tuvo fallos serios, ni aciertos destacables. Cumplió.

    Abraham: 3. Menos ofensivo que otros días, pero solvente como siempre.

    Movilla: 3. Le debería poner un 6, porque jugó por él y por su compañero del centro del campo. Juega con criterio y pausa, pero el otro día, en mi opinión, se contagió de un ritmo excesivamente rápido que, yo al menos, no entendí.

    Apoño: 0. Llevo diciéndolo hace muchos partidos (no como alguno que ahora me lo dice, pero no cuando el equipo ganaba y, aunque perdiera, jugaba bien): no aporta nada, y en muchos partidos resta. No dirige, no saca su gran disparo de media distancia, no tira una falta a puerta, protesta, está cabreado con el mundo,.. Resta, mucho más que suma. Mi opinión: cura de humildad, en el banquillo o en la grada.

    Eduoriol: 3. Suscribo todas tus palabras: «Tuvo la enorme valentía de encarar siempre al contrario y buscar la jugada, acciones que el año pasado le hicieron vivir momentos de gloria. Le falta ritmo, pero es un jugador que hay que rescatar». Es un jugador imprescindible en este equipo, pues puede jugar donde lo hace Apoño (en un 4-3-3), en cualquier banda y en la media punta, con lo que puede tener muchos minutos y dar descanso y suplir bajas de muchos compañeros, pero tiene que estar a tope.

    Víctor: 4. Si de Álvaro digo «¡qué fichaje!»…. ¡qué decir de este!. ¡Qué descubrimiento, qué jugador,…! Me sigue sorprendiendo su caracter, su liderazgo,… ¡Que dure muchos años!.

    Montañés: 2. Le sigue faltando un gol que culmine una jugada suya, una diagonal. Desborda, descarga,… pero le falta acabar la jugada con un gran pase o un gran tiro.

    Postiga: 1. ¿Jugó?. Los centrales le anularon, y el se desmoralizó. Mal partido.

    Aranda: 4. Como en el caso de Oriol, suscribo tu opinión: «Protagonizó varias jugadas de gran calidad y uno de sus chuts se mereció el gol, que habría sido el de la jornada, sin duda. Muchos lo echamos de menos desde el principio».

    Javiálamo: S.C.

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