Ya está aquí la tormenta


   Ya está. Ya han saltado todas las alarmas. Ya está el gallinero revuelto y las aguas del Ebro se acoplan en los remolinos del Pozo de San Lázaro ávidas y deseosas de llevarse por delante a Aguirre, a varios jugadores y a la Virgen del Pilar que se ponga en medio. A todos menos a los que debería arrojar a las lagunas del galacho de la Alfranca. 

   Pero, ¿qué hemos hecho para merecer esto? ¿Por qué la caída de la hoja y la proximidad de la Navidad son, desde hace varios años, tormentosas recodos en esta alambrada resinosa en que se ha convertido el Real Zaragoza? Los periódicos escupen conjeturas, las tertulias radiofónicas carraspean en busca de apocalípticas soluciones que, todos sabemos, no van a producirse y la televisión juega con su lenguaje a media voz para decir lo que cree que todos entendemos pero que nadie fuera de los cenáculos informativos comprende.

   Este Real Zaragoza está a punto de volver a vivir otro convulso fin de año y principio del siguiente. Y en esa marejada a fuerte marejada, en expresión de los hermanos Medina, lo más probable es que rueden varias cabezas, otrora alabadas y ob jeto de olas blanquiazules y debamos aprendernos nuevas alineaciones, distintos sistemas y diferentes propuestas futbolísticas. ¿Hay humano que resista esta locura?

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